A ti, que te conocí primero. Que te acaricié bajo las sábanas y te di vueltas y vueltas las noches de piratas y ron dulce. A ti, que te conocí bajo un cielo negro de ojos negros, blanca piel y terremotos frecuentes. A ti, que te gasté deprisa y te olvidé bajo las sábanas. A ti, tras tantos líos de falda, te echo mucho de menos. A ti vuelvo arrodillado con el corazón en mil pedazos, cada uno de una mujer, y te pido en vano que lo recompongas con tus dulces y fríos labios, que, en su lugar, utilizas para hundirme del todo y decirme que no. Acorralado frente a mi propia luz, perdido en un universo de energías que cesan de funcionar armónicamente. Recurro a ti porque me diste luz la primera, y aunque creas que no pienso en ti no es así, y cuando te veo siempre pienso durante algún tiempo en que la cagué. La cagué bien, y ahora sufro. (E)
A ti, bella, bellísima persona, de andares torpes e inocente voz. A ti, pequeño cosmos entre el caos, te lo ruego. No me hagas sufrir más. Dámelo ya, lo quiero. Estar contigo es rodear el estallido que algún día nos unirá. Y te irás, y yo me iré, y buscaré en otro lugar, pero me romperé, porque el calor del hogar sólo tú lo das. Eres lo que me inspira verso porque das miedo y bajo tu profecía busco orden. Bajo ningún otro pensamiento intento poner escaleras, rejillas, moldes ni esquemas. Nada me corroe por las venas cuando prostituyen a la razón. Es una ramera y es lo que se merece. Sólo cuando tú entras en este lado de oscuras pasiones que llamo últimamente mi vida, sólo entonces quiero convencerte de lo racional de tu razón. Sólo entonces busco sostener la confianza para que no resquebraje las potentes ideas que sostiene tu alocada cabecita. Porque amo cómo eres y deseo tu eternidad. Mierda, te quiero tanto que me inspiras pensamientos opusdeianos. Me descolocas, por muchas horas que pase contigo, me infantilizas. Se me contagia tu inocencia, tu risa, por dios, tu risa. Cuando te vas ya no siento nada porque mi presente es otro. Cuando dejas mi universo, se vuelve más frío, vacío, anodino, anhedónico, calmado. Una calma horrible que hace que me duela la cabeza. (C)
Cuánta confusión. Y cuán pocos sentimientos tengo ahora mismo, y todo es mental. Porque todo fue alguna vez pero ya no. Porque sentía el universo por fin tener sentido y ahora me hallo de nuevo solo. Nadie se preocupa por lo que haré el año que viene. Saben que lo haré bien. Que donde vaya haré amigos y tendré amor, y que donde vaya comeré caliente y limpiaré en frío. Pero todos se descuelgan de mis decisiones cuando son mías. Y echo de menos a ese otro que me daba seguridad en mi vida. Pero ya no es una decisión de dos. Ahora estoy sólo. Yo [sólo] me lo he buscado, como es lógico. Y a ratos se me cae esta historia que me he montado los últimos meses. Pero se que esto también soy yo. Y ojalá en los viajes me sienta como sé que soy. Es cuando me lanzo con una maleta cuando me encuentro, cuando me valgo. Es cuando me despido cuando me llega lo que tenía que llegarme hace tiempo. Cuando dejo de hacerme con los otros. Cuando el otro me acoge, cuando acojo a la muerte.
A ti, que como tú a mí, te he dejado para el final. A ti, bello gato gordo. Te odio a veces, por tonterías, y no se si utilizarlo para que te guste o guardarlo porque quieres comodidad. Sigo adaptándome porque aún nos quedan muchos condones que usar. No me parece lógico verte en algún otro momento de mi vida. No tiene sentido ninguno de estos meses, ni de nuestras frases, ni de nuestras acciones. Todo se rompe, otra vez. Y se hunde, pero, al menos, con elegancia. Pero, fin, la historia se repite. (C)
El mito de Sísifo es el último gran grito del hombre desesperado contra sí mismo, que no dirige adecuadamente sus energías, que no comprende la violencia y se violenta, y se hace daño para arreglar a cabezazos lo que sólo el contrario apaciguaría. Todos tenemos problemas que arrastramos siempre. Al menos, hasta ahora. Van cambiando de nombre pero sabemos que siguen siendo la misma cosa.
Pero, no está mal. Voluntad y valentía me han traído la alegría. Veremos que fórmula sigue para la vez próxima, y esperemos que me otorgue la misma confianza que la de un dios cactoide.
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