lunes, 15 de octubre de 2012

Tú te lo pierdes.

No te haces una idea de la de puertas que te abriría, te puedo enseñar el cielo en la Tierra, puedo hacerte
sentir que vuelas y luego que tienes los pies encallados en la Tierra. No voy a pelear, no voy a discutir, no
voy a ser un gilipollas, no te incordiaré. Seré celoso en la justa medida, estaré ahí siempre que me lo pidas.
Y a cambio no pido lo mismo, sino que tú también des el cien por cien. Te puedo enseñar cosas que jamás habrías pensado que tenían valor, pero lo mejor es que también me puedes enseñar tú a mí. En el amor siempre hay feedback, los opuestos no se atraen, los opuestos riñen y saltan chispas, hay conflicto y si ambos son fuertes, superación. Pero los que se complementan, esos sí, tienen un amor puro y duradero.

Puedo enseñarte a volar, digo, dentro de tu imaginación, y puede que no siempre te haga reir si no entiendes mi humor, puede que pienses que la cago, pero sólo ocurre que no has conocido un sentido del humor con sentido, y yo sí sé lo que es, también conozco el sentido del "hamor".
Puedo teorizar sobre infinitas cosas, puedo hablarte preguntándote más que respondiéndote. Puedo, y cuando digo puedo es que hago, incharme de hacer fotos a todo lo bello que pasa ante mis ojos, para algún día volver atrás y contarte historias que bailan en una sinfonía conversacional. Puedo, y de hecho lo hago, cocinarte los más deliciosos manjares y no por servidumbre, no te debo nada que se pueda compensar con un postre ni con otro detalle, sino con uno cada día, una sonrisa, un plan improvisado y un beso apasionado. Puedo contarte la locura que es mi cuerda existencia, soltarte lo que llevo dentro y engatusarte, porque quiero enamorarte, y es mi amor más grande que la ambición, por lo que sale naturalmente que quiera que me quieras.

Puedo enseñarte entretenimiento infinito y de calidad en la pantalla de un ordenador, y hacer selecciones y despertarte todos los días con un correo con una recopilación de lo más increíble que vi ayer. Igual se me cuela un video de gatos, por aquello de que los clásicos nunca fallan, pero quiero demostrarte el lado tierno de los frikis, el manga emotivo, las personalidades oscuras de "The Notebook", toda la intelectualidad que hay alrededor de un tema que a ojos de los demás parece infantil, o incluso vacío (HA!).

Voy a contarte la historia de mi vida, de la que va mancando menos, pero mucho más que vivir, te hablaré de lugares lejanos y gentes extrañas, de mi oscuro pasajero y de mi melancólico espíritu amante de otro tiempo y otra realidad. Puedo describirte, intentar hacerte entender, el thriller psicológico que se ha vuelto mi interioridad a lo largo de estos últimos años. Puedo enseñarte lo que es el egoísmo y hablarte de su necesidad. Puedo ser tú, puedo ver a través de tus ojos y explicarte todo a tu manera. Puedo cumplir con el rol social al 99%, y luego puedo conocerte de tú a tú, completamente distintos, nada que ver, buáh, qué va, otro rollo, e intentar teorizar sobre todo lo interesante que pase entre nuestras miradas.

Puedo, quiero y amo, amarte, hacerte el amor como nunca te lo habían hecho: con amor, con labia, con rabia. Puedo decirte que te quiero en francés, en inglés o en castellano, y explicarte porqué, y puedo cogerte de lamano sin saber para qué. Ponerte la gabardina en el charco y luego tirarte a él. Puedo sorprenderte por la espalda y comerte del revés.

Esto no va dirigido a nadie en particular. Es un sentimiento que trae por el camino de la amargura y de la locura a más de un ser humano como yo, si es que se puede etiquetar a nuestra raza en partes más pequeñas. Es la sensación de no ser querido, de ser rechazado, o de andar perdido, vagabundear desdichado, ser un pringado, ya que estamos rimando.. Y sin embargo por dentro sentir que tu corazón cada vez se hace más grande y fuerte, y que cuando conozcas a esa persona, o esa época de tí mismo, con/en las que confíes tanto como para hacerle todo, TODO, todo esto, y más, y no querer parar de reír y que no puedas permitirte verla llorar.

Porque cuanto más sufres, más grande y fuerte te haces.
Es como un petit-suit agrio pero en el campo emocional.

Hay héroes en este mundo,
y no visten mayas ni llevan caretas,
llevan el semblante triste y un diario en la maleta,
viajeros errantes, sólo quieren amar,
y cuando la tengan delante... ¿a qué van a esperar?
Esperarán que sea como él,
ama intensa pero brevemente,
quiere querer, le gusta querer querer, y ama querer,
a todos los niveles,
pero cuando la tengan delante... ¿porqué iba a esperar?
¿Acaso ama el dolor, y prefiere aullar?
Prefiere ser lobo solitario,
a vender su alma al diablo,
a una dulce y tonta estrella de mar.

martes, 9 de octubre de 2012

Disertación sobre lo que se me acaba de ocurrir.

Vale, ¿y qué hay de la diferencia entre las personas con determinación y las inteligentes? BOUM! Nah, esa es la manera de topificarlo... Hay personas, no voy a decir un tipo de, sino que hay personas que tienen más determinación que yo para una cosa, están más centrados a la hora de hacer una tarea, de explicar una idea pequeña, pero no son capaces de ver, salvo cuando van fumados si acaso, la idea en conjunto para verla en relación con otra idea. Creo que eso es algo típico de las personas insatisfechas con un conocimiento parcial de la realidad. Gente inconformista, no nos basta con que nuestra madre nos lea un capítulo del cuento y a roncar a pierna suelta, no, queremos saber el cuento entero, y forzarnos a mantener despierta la mente y relacionar los detalles entre las ideas.
Es algo grande la mente filosófica, y lo más curioso es que yo, desde mi interioridad, jamás habría llamado filosofía a lo que pensaba... Porque se me quedaba pequeña. Me considero bastante existencialista, rama individualista, y lo que yo pienso sólo puedo abarcarlo con el nombre de Vida. Cuestiono las verdades con mayúsculas, la cordura y la propia filosofía. Seré un post - moderno de esos.

Soy dueño de mí, cerebro.


Los cielos de montpellier son fabulosos. Tienen ese azul vivo, que apetece mirar y sonreírle. Tiene nubes en 1080p, y en el ocaso del Astro Rey, un naranja ruidoso, escandaloso, chillón. Las noches son iguales allá donde vaya, mi oscuro pasajero me persigue y despierta de noche. Todos los cielos del mundo parecen cerrarse y cabrearse a la vez, tanto que me resulta difícil relativizar y pensar que en otro sitio, o en el mismo sitio a otra hora, es de día. Pero la verdad, no es esto lo que quiero pensar. Esto es negar la realidad. El ser humano es amor y odio, nacimiento y ocaso; así ha de ser también día y noche, y alegría y melancolía. Pero todos los cielos de Montpellier parecen abrirse, sólo para mí y para tí, cuando son las 12, las 2 o las 3 de la mañana. No obstante ahí veo a mi luna, traicionera, bella pero seria, ensimismada, alterada, mi luna lunera, delante tus lunares y arriba las estrellas. Mi vida es un sueño inconcluso, sin sentido final, pero he sentido mi final. Entiendo cada parte de mi
vida, queda entender el todo de ella, la función de cada etapa, el porqué de cada sollozo. Ya no hay miedo a qué pueda descubrir de mí mismo, y me lo repito cada día en un recto intento de desvelar mi esencia. Con todo, sigo apreciado el día después de que pase la noche. Pienso, qué alivio, como si mi mayor miedo fuera que la noche se cerrase eternamente. Quizás tengo suerte de tener miedo a algo que es imposible durante mi existencia. Será ¿simbólico? Para mí la noche representa el cannabis, la ansiedad y el éxtasis físico. Es un estado que se perpetúa en cada droga, has de saber tomártelo con calma, más que calmarte por la fuerza, eso no sirve de nada. Y temo quedarme ahí, que hable ella y no yo, como aquella noche en el parque con Marina, pero no va a pasar. Me he amoldado al conformismo con lo real, ya no necesito basura abstrayente. Viajo por mi mente a velocidad luz, sin barreras sólo acequias, y me muevo al plano acorde al momento. Soy dueño de mí, cerebro.

miércoles, 29 de agosto de 2012

E1

Erasmus. Première partie.

Vuelo FR6325, puerta de embarque 26, las 13.05h del 27 de agosto de 2012. El único vuelo de Ryanair de toda mi magnánima vida en el que pude dormir a pesar de las medidas del asiento, en el que ningún bebé lloró -Creedlo. Ninguno-, apenas dieron por saco con la publicidad -solo los míticos cigarrillos sin humo y la lotería sin premio-, hice fotos con el móvil y no me encarcelaron, no me tuve que levantar a mear pasando mi ano por las caras de francesas haciendo como que no miran pero en verdad si, les gusta, lo saben, están mal, no están bien, están mal. Aterrizo en Barcelona, comida en shaoarma con pan de antesdeay... del lustro pasado, parecía chicle; paseo por parc Güell, maravilloso, cena de eza moerna en Moritz y vino en casa (fantástica parapaparaparapa) para cerrar la velada.

Me levanto el día 28 de agosto a las 8.30 am para salir a la estación Nord en Barcelona, coger un autobús de cinco horas y media a Montpellier y empezar mi anné universitaire à l'étranger. El día anterior hablé con Pao. Pao está aburrida de Barna, es la impresión que me llevé. Y como siempre, me encanta, quiero decirle que es una amiga muy especial y que la quiero aunque nos veamos poco, y quiero contarle miles de cosas, pero mis piedras no llegan a su tejado, sólo digo lo que se espera que diga. -Siempre he sido muy de querer establecer en una relación a qué nivel estamos. Es un poco the scientist, pero tampoco es que sea inmensurable-. Estoy aún dentro de mi cómoda pero asfixiante cáscara de huevo. Resulta difícil seguir al corazón cuando se le ha mandado callar tantas veces. Salimos, hablamos, nos reimos, nos abrazamos. Adiós. Quiero que me lo cuente todo de golpe, y hacer yo lo propio, pero quien mucho abarca...

Montpellier significa monte pelao. Es una ciudad muy universitaria, aunque no es que sus universidades tengan mucho prestigio, pero es una buena ciudad para salir de fiesta, y ¿en qué consiste sino la vida universitaria? Y ni frío ni hostias, que hasta que no vea nevar aquí no me lo creo. ¿Pasas frío en Montpellier? Mira te dejo mi maleta -un baúl habría sido más ergonómico de llevar- y busca una residencia cuyo nombre -Domitienne- se repite cada dos calles, pues aparte del susodicho edificio existe una plaza, una avenida, una carretera y otra residencia, para colmo. Total que sudé el kilo y medio que engordé en verano, en aproximadamente dos horas.

Nada más llegar el bus me dejó en la parada de tranvía que mejor venía a mi recorrido hasta la residencia, como si lo supiera, cuando supuestamente me bajaría en la estación de autobuses... En el primer transbordo de tranvía vi a una mulata guapísima, con rizos y gafas de sol, un poco choni, fumándose un porro a la calina de las dos de la tarde. Este será un gran año -pensé-, voy a independizarme: vivir, leer, salir, beber / respirar, abrazar, conocer, palpitar / reir, llorar, amanecer, acostar / francés, inglés, de derecho, del revés / embrollo simbólico, decir una palabra en tres idiomas a la vez, mind blow.

Total que llego a la Cité Universitaire Voie Domitienne, que está pues bastante bien, en fin lo típico de una residencia. Solo que no hay microondas. Ni horno. Ni outiles de cuisine -platos, cubiertos, vasos, cacerolas, cazos, sartenes-, ni outiles d'hygiene -papel higiénico, escoba, fregona, recogedor, ni una triste balleta o un taciturno estropajo-, además el internet.. [redoble] ¡no hay wifi! ¿Qué se hacía antes del wifi? Ah sí, cable. El cable debe ser de hojas de viñedo, más lento que su puta madre, claro que si lo ponen de cobre más de un español se lo queda. Hablaba por skype con mi padre y juro que de un fotograma al siguiente se le notaba el crecer de la barba.

Conocí a Juan, con quien hablé ya antes de llegar porque iba a mi residencia. Juan habla mucho. Yo no, porque sino no diría que habla mucho. Relativamente a mí, habla mucho. Es majo. Me comenta que tengo que hacer más trámites burocráticos que para introducir a Bin Laden en Massachusets, lo cual no está mal, porque si no voy a abrir un libro en todo el año, tendré que hacer alguna tarea intelectual para no perder el hábito de pensar. Que no que es broma. Ya he abierto uno y todo, lo estoy devorando, me ha salido el aviso de que quedan cinco así que lo voy a terminar ya.

Hoy he conocido a dos francesas que viven en mi pasillo, una negra y una caucásica. La blanca, intermitente, graciosa, directa, con una vagina enorme, se ha quedado rezagada diciendo indirectas como "el pitillo de la amistad", pues ha sido nuestro punto de partida para conversar. Por lo visto en Francia si una tía te pide un cigarro quiere tema. En España una tía te pide un cigarro porque sabe que se lo vas a dar y en una noche productiva llena un cartón. La negra sabía inglés así que he hablado con ella, y me quedo con la despedida. Le di dos besos, enchanté, y se quedó esperando el tercero. Y yo hala, que son tres. Oui, il sont trois, but it was ok. Podría haber dicho "It's ok"; vamos que no te acabo de echar un polvo, ni hemos echado un partido de volley, pero bueno su inglés era básico. Ese "it was ok" me hizo pensar que me estaba evaluando o que no me quería ver rayado o preocupado por un gaje del oficio del viajero, confundir su cultura con la cultura más natural. Lo del volley tiene su razón: es lo único que puedes hacer de deporte dentro de la residencia: volley sin red ni balón. Tienes el suelo pintado. Estos franceses tienen que tener una imaginación desbordante.

lunes, 6 de agosto de 2012

La cosa más bella del mundo.

Snoopy, baja del tejado, deja de pensar y vuélvete a enamorar.

Todo ocurre por una razón. La naturaleza es sabia. No tendrías un cerebro si no pudiera solucionar sus propios problemas. Este momento es necesario, parece locura, pero acéptalo, eso siempre va a ser así*
En todo camino sólo el comienzo es ligero, pero todos empiezan a cansarse tarde o temprano. Por eso hay que parar a respirar, mira, al final, es para todos igual. 

Sé fuerte y vive, encontrarás satisfacción.

*Y si pienso que todo va a ser duro, ¿será duro sólamente por eso? No, las cosas no son fáciles ni difíciles siempre; es la realidad.

-: ¿También hay que deprimirse un poquito de vez en cuando? Lo único que ha de preocuparte es la muerte, pues ante ella no se puede luchar. Al final, no podrás ser fuerte, claro, pero lo que importa es el camino.

viernes, 15 de junio de 2012

Héroes.

E incluso lo más grande que ha habido en mi vida abstracta, lo que más gritaba mi alma durante años, el amor. Incluso a eso le doy la espalda en la práctica. Incluso eso queda en la superficie cuando amo. No me hace vibrar, más que cuando llego a la culminación amorosa, entonces sí. Pero quiero sentir el aire como si yo lo soplara, y tocar las nubes yo sólo, verme en technicolor en vez de en monochrome.
Te vas y vuelvo a mí, miro lo que piensa mi cerebro y son todo contradicciones, mi cerebro luchando por asimilar la felicidad, o retrocediendo, a veces parece que incluso está reiniciándose, para mantenerse en ese estado. Porque biológicamente parece que está atrapado en ese estado. Quizás eso soy yo, y ya es hora de hablar de mí, de comprometerme, y no de abstraerme y hablar sobre mí, sino hacerlo desde el yo más íntimo, el que pone cada gota de sangre en toda palabra, el que sonríe mirando esquizofrénicamente al mundo pensando, todos han muerto, yo he muerto, y todos están vivos, yo estoy vivo, soy mayor, soy pequeño y soy senil (Haceros no un favor, sino un homenaje: leed Siddharta, de Herman Hesse).
Estoy abierto al mundo, quiero amarlo, pero es que sois todos tan estúpidos... Incluso os duele cuando os lo digo, como si nadie fuera consciente en ningún momento de su condición natural de imbécil. Poca gente lo presupone. Pero las que lo hacen, esos sí, esos son los héroes, los que pueden vivir con esa contradicción: soy el animal más estúpido que ha pisado la faz de la Tierra, me hago preguntas que puedo responder, si acaso, a medias, nunca satisfechas, aunque encuentre la respuesta más bella, psicológica, la más ordenada: lo veo así porque lo creo así... Pero aún con este bagaje, aún con todo este embrollo simbólico: los héroes son los que lo siguen intentando. Los que a pesar de saber que no pueden alcanzar la verdad, se satisfacen con unas respuestas humanas, a medias, porque saben que lo que más puede dar el hombre de sí es lo perfecto, lo maravilloso, y cuando éste confía además en todas sus capacidades como si fueran infalibles, consigue hallar la verdad, y parece que sólo hubiera ésta. Los que a pesar de su estupidez confían en su capacidad para ser humanos correctamente: "en esto no me puedo equivocar", decimos. "Si todo fueran cuestiones humanas, la vida es un paripé. Hay que dar lo divino de cada uno, hay que vivir acorde con la máximamente maravilloso que hay en nosotros".
Ya he hablado de aquella condición humana tan básica, el como si kantiano, que aún creo se puede extender a muchos ámbitos de la vida. Vive como si pudieras ser feliz, y como si la vida mereciera la pena. Vive como si amaras, para amar: no es ficción ni fingido, pues es la actitud de amor lo que desencadena la espiral del amor. Ésta es igual de profunda que la espiral de la fatiga, que genera odio, que genera guerra, envidia, lucha, más fatiga, y abstrayéndose de sí, porque no se aguanta siendo inmoral... Pero mediante el amor, aunque puede surgir el odio, la guerra y la lucha con más fuerza, uno no se abstrae, sino que se encuentra: porque es donde se encuentra agustito consigo mismo, porque cuando uno ama no se quiere evadir de sí, sino que quiere abrazar ese amor y llorarse, aguantarse pase lo que pese. Sí, el amor es más grande que el odio, no son dos caras de la misma moneda, o si no la moneda toda es imposible, pues tiene una cara más grande que la otra. Con ésta es posible todo, incluso anular la otra cara. Con el eros se puede hacer todo, pero no hay que irse tan lejos en el ámbito individual... Con el eros se puede vivir.

domingo, 12 de febrero de 2012

OMG!

Voy a delinear mi concepto de Dios. No voy a crear ninguna religión, pero si queréis acompañarme en mis rezos espontáneos, no consisten en otra cosa que en agradecer a la vida permitirnos formar parte de ella. Ah sí, y cumplir el celibato hasta el matrimonio (¿Os imagináis?).

Pero de aquí al matrimonio
sin saber comer un coño
nadie sabe tratar a la rima
como Kase – O, ¡coño!

Concepto de Dios como Vida (vida sentida y con sentido, que tiene duende, porque "algo hay -¡seguro!-"), vida mágica, vida que es magia que nos envuelve y nos hace ver y comprender. Existencia puta, que te da un beso envenenado: un mal trago y una felicidad efímera. Vida que parece que tiene vida en abstracto, fuera de los humanos, y que parece querer enseñarnos cuál es el fin o propósito de la existencia. Pero sólo cuando estemos preparados para reflexionar.
Vida como una energía que ha sentido toda la humanidad, encaminada hacia el Bien, la Belleza y la Verdad. Hay un progreso, porque hay una fuente ontológica que nos constituye como seres orientados hacia este triplete platónico. Lo buscamos y hacemos a nuestra manera, pero la intención ha sido siempre la misma. Esta respuesta se puede obtener en cuanto uno se pregunta ¿por qué el hombre reconoce el Bien como algo superior a él mismo? ¿Se halla en la sociedad? No siempre. ¿Se halla en la cultura? No siempre. Se halla en uno mismo, entonces, en todos y cada uno de nosotros, para destaparla cuando uno esté preparado para hacerlo. Y otra cosa que se halla en uno mismo es la razón, de ahí su carácter divino: es universal.
Vida que nos enseña si estamos dispuestos a aprender, y que nos regala lo que queramos si se lo proponemos de corazón. Vida que parece que tiene pulso, y algunos fallos orgánicos o catástrofes tan naturales como las cumbres más altas o las cascadas más suaves. Vida que te trae sin preguntarte, te lleva sin esperarte, pero te regala la existencia, y con ella la razón y el amor.
Dios es la vida. Nuestra vida es parte de Dios. La vida de todos es Dios.
Dios es lo que ignoramos (¡siempre ignoramos!, pero ¿por qué? La filosofía delinea la ignorancia). Dios es esa energía que ha guiado a la humanidad hacia el triplete platónico. Hay un progreso, y no es fortuito: estamos encaminados hacia algo superior, porque si estuviéramos orientados hacia lo inferior o terrenal, habríamos ido en picado, pero evolucionamos. ¿Por qué dejamos de ser chimpancés? ¿Por qué sólo sobrevive lo mejor? ¿Por qué tenemos ideas que triunfan cuando son buenas? ¿A qué nos atenemos para diferenciar lo bueno y lo malo? ¿Por qué se nos eriza el vello cuando algo nos parece bien, se nos dilatan las pupilas cuando vemos lo que queremos, por qué amamos la verdad? Algo hay, ¡seguro! Y ese algo escapa a nuestra comprensión racional. Sólo se puede ser ateo siendo estrictamente racional, tanto que ni se tenga en cuenta todo el espectro emocional de la vida. Si quieren explicármelo con conceptos de relaciones químicas entre neuronas, me da igual. Ese, amigos míos, es Dios encarnado en el hombre. El sentimiento escapa a la lógica por una razón: el Principio o Primer motor no está ahí para ser racionalizado; existe para no ser jamás comprendido en vida, sino sólo contemplado. Y si no hay Dios os digo, hermanos (XD) ¿vivimos en un mundo triste y sin sentido? Si no hay religión correcta, ¿hay al menos una concepción de Dios acertada? Por supuesto que no. Hay una solución entre el agnosticismo y el ferviente devoto: creer en la vida. La vida es sueño, dice el motivado (gesto de José Mota en el cansino histórico, saludando con la mano por debajo de la rodilla )... pues despiértate, ¿no? La vida es tan real que duele vivirla, cuando no proporciona lágrimas de placer o llanto de indiferencia. Podría escribir libros intentando detallar en qué consiste Dios para mí, y seguiría equivocándome ineluctablemente. Pero algún día acertaré, lo sé, porque el camino correcto es aquel que no cierra puertas, sino que las abre. Y cerrarle la puerta a Dios en la cara debe estar feo, teniendo en cuenta que la naturaleza, la ciencia, la vida, el espíritu, la "energeia" griega, la evolución, la afirmación, la verdad y la magia infinita de la Razón, Dios, al fin y al cabo, nos ha dado la oportunidad de abrir estas puertas, cerrar otras ventanas, mirar lo que nuestro alma quiera y pasearnos por el mundo contemplando con media sonrisa y mirada profunda lo que hay detrás de cada realidad. "Los ojos del alma se encaminan hacia aquello que se ama" – San Agustín.

jueves, 26 de enero de 2012

Originalidad.

Hace tiempo, una muy querida amiga mía me dijo que no se podía ser enteramente original. En su momento le dí la razón, porque parecía teóricamente imposible. Pero la práctica de la vida y la lógica inefable que ésta contiene, me han hecho ver las cosas de otra manera. Si crees que algo es imposible, es porque no lo has intentado lo suficiente.

Intentaré describir cómo creo, en mi cada vez menos humilde opinión, que he conseguido ser, sino original en el sentido más común, pues implicaría ser y aparentar ser diferente a todo el mundo -y esto es un error-, original al menos en mi raíz humana, especial en mi manera de combinar razón y corazón, y sobre todo único en mi actitud frente a la vida.

Antes que nada he de perfilar mi noción de prejuicio. Prejuicio es etimológicamente lo que existe antes del juicio. Hay prejuicios que el ser humano adquiere por costumbre y son útiles para su supervivencia y para progresar en su día a día. Hay, por el contrario, prejuicios que adquirimos por no profundizar en la cuestión hasta darnos cuenta de que no lo podemos saber desde el enfoque que le hemos dado. Es una costumbre ruin y mezquina del hombre de hoy: parece que tengamos algo mucho más importante que hacer que pensar. Y es que hay que seguir adelante, por supuesto, y si uno se para a preguntarse tantas cosas como debería, al final se queda parado del todo. Pero cabe preguntarse, si sigo adelante sin saber la verdad, ¿de qué tullido, lisiado e infeliz modo voy a seguir adelante? En cambio, si a través del reposado conocimiento reflexivo llego a la verdad, será una razón para caminar con más fuerza. En definitiva, y dejando ya de lado la rama por la que he trepado sin querer, no es bueno dejar a la razón de lado, subordinarla a la vida, sino centrarse, con no poco esfuerzo casi inhumano, en la búsqueda de la verdad, para encontrar los cimientos

Hace ya dos años que eliminé todos los prejuicios perjudiciales que podía albergar. ¿Cómo? La admiración socrática, que deja perplejo a aquél que, creyendo conocer algo perfectamente, se da cuenta de pronto de que lo que ignora es más grande que su conocimiento. Y es que, al conocer, los campos de tiniebla e ignorancia crecen en proporción a los de luz y sabiduría. Pero avanza la persona, como todo abstracto, delimitando su totalidad como un ser que comprende lo que ignora y lo que conoce.

Existe para mí una humanidad, y lo que somos se identifica con lo que nos hace iguales, nuestra base. También la cultura forma parte del ser humano, pues lo forma como personalidad, pero no hay diferencias estructurales en la cultura. No, no es que la globalización me haya introducido este ideal; cada pueblo tiene una intrahistoria propia e innegable. Pero precisamente por eso, todos somos iguales en lo que somos idénticos; y todos somos distintos en lo que nos diferencia. Porque a todos nos diferencia lo mismo. Puede parecer un juego de palabras. Confieso que soy un poco travieso, y estoy jugando con el lenguaje, pues en realidad no existe una manera de razonar que todos somos iguales sin decir a la vez que cada uno es distinto a los demás. No hay truco ni forma de establecer que todos somos exactamente iguales. Pero sí existe una práctica, (lo demostraré luego, cuando concluya mi simposio sobre la originalidad) y es la perplejidad en que Sócrates dejaba a sus interlocutores cuando paseaba por Atenas y les formulaba preguntas hasta que reconocían que no sabían nada sobre lo que decían saber todo. Y encima, -¡manda huevos!-, el muy suavón de nuestro personaje de cuya existencia no quiero acordarme, tras hacer quedar como un auténtico idiotés al interrogado, se cruza las manos a la espalda y, mirando al horizonte le explica: No, pero a ver, que "yo solo sé que no sé nada". No es suficiente humillación que se te desmoronen tus creencias en público, sino que ha de hacértelo ver el que se considera el más ignorante. No me extraña que lo condenaran a muerte. Se ve que la verdad nunca se ha vendido bien.

Suelo irme por las ramas, ya me conocéis los asiduos (gracias, ¡mil gracias!, sois el anárquico montón de escoria social con el que más me identifico), así que volveré al grano. Tras socratizarme mediante preguntas y más preguntas sobre lo que sé de verdad, quedé casi vacío. Es en este momento donde uno está más en la cuerda floja. Ha de poner uno todo su empeño, como si le fuera la vida en ello, porque de hecho le va, en construirse a sí con cimientos sólidos e inamovibles. Es sencillo porque tras borrar todo lo que no es verdad, tras eliminar todo contenido relativo o situacional, lo único que queda, lo restante a esa introspección aniquiladora, es la pureza.

No simplemente algo puro, sino pureza, como lo más natural. Se tarda mucho tiempo -¡y más preguntas! ¿Os imagináis que hubieran acabado?- en formarte una concepción de qué es lo natural, pues es fácil responder rápidamente con un todo, pero hay que ver la evolución humana como sistema consolidado que acepta y rechaza ideas en función de si encajan o no con los principios de dicho sistema, y estudiar esa armonía principial que es donde reside todo el saber del hombre, para observar qué es natural. Así, cuando se ha eliminado todo lo que no es en sí mismo, es decir, lo relativo; el rescoldo que queda es lo que tiene más intensidad de Ser, es la raíz del ser humano, es el sólido acero sobre el que, al ser verdad, podemos echar nuestras raíces. Estas cosas son pocas, y ya se han estudiado mucho en la tradición occidental: el mundo, el hombre y Dios.

Pues a lo que voy, es que si uno ha limpiado lo suficiente su mente de prejuicios que impidan la entrada de conocimientos verdaderos, puede empezar a construir sus creencias desde estos tres pilares que acabo de citar, y de modo completamente original. Pues se parte de lo más básico, lo que nos une, lo que no puede ser de otra manera (que no es susceptible de originalidad porque sino no sería natural ni humano), y se modifica al mismo tiempo a uno mismo en la medida en que puede. Dado que su raíz ya está enterrada en el sitio correcto, el tronco será todo lo original, especial, magnánimo y divino que pueda ser. A esto me refería con que todos somos iguales y cada uno distinto en la práctica: no soy completamente original en teoría pues implicaría todos los caracteres que forman una persona (ir desnudo, llevarle la contraria a toda la humanidad -y para ello conocerla-, etc. Sin embargo puedo ser todo lo original que me permite mi raíz humana, formándome cada concepto y cada idea desde su principal átomo (los pilares ontológicos tradicionales) a mi manera. Esto es, al fin y al cabo, completamente original. He creado conceptos originales, digo, poniendo en relación aquellos tres pilares, entre sí y con la vida humana y mi poca pero ya vasta experiencia intelectual y vital [Creo que todos hemos vivido mucho y suficiente para aprender a vivir, pero pocos nos paramos a reflexionar como para darnos cuenta de lo mucho que ha pasado ante nuestros ojos sin que hayamos reparado en ello ni extraídole un usufructo intelectual]. A modo de ejemplo, en estos próximos meses, años o vidas, escribiré con mayor o menor frecuencia sobre mi -un tanto especial e intrincado concepto de Dios-. Quizás finalmente le dedique un simple artículo, pero será sólo ]porque aunque escriba cientos de ellos, hay una parcela de la idea que, quizás porque pertenece a la fé, quizás porque me queda algún irreductible prejuicio galo resistiendo todavía y siempre al invasor, resulta que no lo puedo explicar. Llega un momento en que, como dice Nach;

Calla la razón,
cuando habla la verdad.

A modo de postdata, he de añadir un pensamiento que me surge siempre que una conversación que he tenido degenera en un post para el blog. Me llaman la atención al principio unas palabras, entabladas normalmente con uno de aquellos que me acompañan en mi paseo por la existencia terrenal, por un hecho que no alcanzo a descifrar. Este hecho es que tiene algo de verdadero que se puede descubrir con concienzudas reflexión y escritura. Gracias, Isa, por hacerme caer en el error. Lo que comenzó siendo una tertulia sobre la originalidad me ha hecho ver más allá y definir (bueno, más bien delimitar un poco más) mi concepción de verdad, de Dios y además esta noche dormiré como un bebé.