lunes, 15 de octubre de 2012

Tú te lo pierdes.

No te haces una idea de la de puertas que te abriría, te puedo enseñar el cielo en la Tierra, puedo hacerte
sentir que vuelas y luego que tienes los pies encallados en la Tierra. No voy a pelear, no voy a discutir, no
voy a ser un gilipollas, no te incordiaré. Seré celoso en la justa medida, estaré ahí siempre que me lo pidas.
Y a cambio no pido lo mismo, sino que tú también des el cien por cien. Te puedo enseñar cosas que jamás habrías pensado que tenían valor, pero lo mejor es que también me puedes enseñar tú a mí. En el amor siempre hay feedback, los opuestos no se atraen, los opuestos riñen y saltan chispas, hay conflicto y si ambos son fuertes, superación. Pero los que se complementan, esos sí, tienen un amor puro y duradero.

Puedo enseñarte a volar, digo, dentro de tu imaginación, y puede que no siempre te haga reir si no entiendes mi humor, puede que pienses que la cago, pero sólo ocurre que no has conocido un sentido del humor con sentido, y yo sí sé lo que es, también conozco el sentido del "hamor".
Puedo teorizar sobre infinitas cosas, puedo hablarte preguntándote más que respondiéndote. Puedo, y cuando digo puedo es que hago, incharme de hacer fotos a todo lo bello que pasa ante mis ojos, para algún día volver atrás y contarte historias que bailan en una sinfonía conversacional. Puedo, y de hecho lo hago, cocinarte los más deliciosos manjares y no por servidumbre, no te debo nada que se pueda compensar con un postre ni con otro detalle, sino con uno cada día, una sonrisa, un plan improvisado y un beso apasionado. Puedo contarte la locura que es mi cuerda existencia, soltarte lo que llevo dentro y engatusarte, porque quiero enamorarte, y es mi amor más grande que la ambición, por lo que sale naturalmente que quiera que me quieras.

Puedo enseñarte entretenimiento infinito y de calidad en la pantalla de un ordenador, y hacer selecciones y despertarte todos los días con un correo con una recopilación de lo más increíble que vi ayer. Igual se me cuela un video de gatos, por aquello de que los clásicos nunca fallan, pero quiero demostrarte el lado tierno de los frikis, el manga emotivo, las personalidades oscuras de "The Notebook", toda la intelectualidad que hay alrededor de un tema que a ojos de los demás parece infantil, o incluso vacío (HA!).

Voy a contarte la historia de mi vida, de la que va mancando menos, pero mucho más que vivir, te hablaré de lugares lejanos y gentes extrañas, de mi oscuro pasajero y de mi melancólico espíritu amante de otro tiempo y otra realidad. Puedo describirte, intentar hacerte entender, el thriller psicológico que se ha vuelto mi interioridad a lo largo de estos últimos años. Puedo enseñarte lo que es el egoísmo y hablarte de su necesidad. Puedo ser tú, puedo ver a través de tus ojos y explicarte todo a tu manera. Puedo cumplir con el rol social al 99%, y luego puedo conocerte de tú a tú, completamente distintos, nada que ver, buáh, qué va, otro rollo, e intentar teorizar sobre todo lo interesante que pase entre nuestras miradas.

Puedo, quiero y amo, amarte, hacerte el amor como nunca te lo habían hecho: con amor, con labia, con rabia. Puedo decirte que te quiero en francés, en inglés o en castellano, y explicarte porqué, y puedo cogerte de lamano sin saber para qué. Ponerte la gabardina en el charco y luego tirarte a él. Puedo sorprenderte por la espalda y comerte del revés.

Esto no va dirigido a nadie en particular. Es un sentimiento que trae por el camino de la amargura y de la locura a más de un ser humano como yo, si es que se puede etiquetar a nuestra raza en partes más pequeñas. Es la sensación de no ser querido, de ser rechazado, o de andar perdido, vagabundear desdichado, ser un pringado, ya que estamos rimando.. Y sin embargo por dentro sentir que tu corazón cada vez se hace más grande y fuerte, y que cuando conozcas a esa persona, o esa época de tí mismo, con/en las que confíes tanto como para hacerle todo, TODO, todo esto, y más, y no querer parar de reír y que no puedas permitirte verla llorar.

Porque cuanto más sufres, más grande y fuerte te haces.
Es como un petit-suit agrio pero en el campo emocional.

Hay héroes en este mundo,
y no visten mayas ni llevan caretas,
llevan el semblante triste y un diario en la maleta,
viajeros errantes, sólo quieren amar,
y cuando la tengan delante... ¿a qué van a esperar?
Esperarán que sea como él,
ama intensa pero brevemente,
quiere querer, le gusta querer querer, y ama querer,
a todos los niveles,
pero cuando la tengan delante... ¿porqué iba a esperar?
¿Acaso ama el dolor, y prefiere aullar?
Prefiere ser lobo solitario,
a vender su alma al diablo,
a una dulce y tonta estrella de mar.

martes, 9 de octubre de 2012

Disertación sobre lo que se me acaba de ocurrir.

Vale, ¿y qué hay de la diferencia entre las personas con determinación y las inteligentes? BOUM! Nah, esa es la manera de topificarlo... Hay personas, no voy a decir un tipo de, sino que hay personas que tienen más determinación que yo para una cosa, están más centrados a la hora de hacer una tarea, de explicar una idea pequeña, pero no son capaces de ver, salvo cuando van fumados si acaso, la idea en conjunto para verla en relación con otra idea. Creo que eso es algo típico de las personas insatisfechas con un conocimiento parcial de la realidad. Gente inconformista, no nos basta con que nuestra madre nos lea un capítulo del cuento y a roncar a pierna suelta, no, queremos saber el cuento entero, y forzarnos a mantener despierta la mente y relacionar los detalles entre las ideas.
Es algo grande la mente filosófica, y lo más curioso es que yo, desde mi interioridad, jamás habría llamado filosofía a lo que pensaba... Porque se me quedaba pequeña. Me considero bastante existencialista, rama individualista, y lo que yo pienso sólo puedo abarcarlo con el nombre de Vida. Cuestiono las verdades con mayúsculas, la cordura y la propia filosofía. Seré un post - moderno de esos.

Soy dueño de mí, cerebro.


Los cielos de montpellier son fabulosos. Tienen ese azul vivo, que apetece mirar y sonreírle. Tiene nubes en 1080p, y en el ocaso del Astro Rey, un naranja ruidoso, escandaloso, chillón. Las noches son iguales allá donde vaya, mi oscuro pasajero me persigue y despierta de noche. Todos los cielos del mundo parecen cerrarse y cabrearse a la vez, tanto que me resulta difícil relativizar y pensar que en otro sitio, o en el mismo sitio a otra hora, es de día. Pero la verdad, no es esto lo que quiero pensar. Esto es negar la realidad. El ser humano es amor y odio, nacimiento y ocaso; así ha de ser también día y noche, y alegría y melancolía. Pero todos los cielos de Montpellier parecen abrirse, sólo para mí y para tí, cuando son las 12, las 2 o las 3 de la mañana. No obstante ahí veo a mi luna, traicionera, bella pero seria, ensimismada, alterada, mi luna lunera, delante tus lunares y arriba las estrellas. Mi vida es un sueño inconcluso, sin sentido final, pero he sentido mi final. Entiendo cada parte de mi
vida, queda entender el todo de ella, la función de cada etapa, el porqué de cada sollozo. Ya no hay miedo a qué pueda descubrir de mí mismo, y me lo repito cada día en un recto intento de desvelar mi esencia. Con todo, sigo apreciado el día después de que pase la noche. Pienso, qué alivio, como si mi mayor miedo fuera que la noche se cerrase eternamente. Quizás tengo suerte de tener miedo a algo que es imposible durante mi existencia. Será ¿simbólico? Para mí la noche representa el cannabis, la ansiedad y el éxtasis físico. Es un estado que se perpetúa en cada droga, has de saber tomártelo con calma, más que calmarte por la fuerza, eso no sirve de nada. Y temo quedarme ahí, que hable ella y no yo, como aquella noche en el parque con Marina, pero no va a pasar. Me he amoldado al conformismo con lo real, ya no necesito basura abstrayente. Viajo por mi mente a velocidad luz, sin barreras sólo acequias, y me muevo al plano acorde al momento. Soy dueño de mí, cerebro.