lunes, 6 de abril de 2015

SP. La felicidad ha muerto. Viva la felicidad.

Si tu es pressé,
...dépasse moi.

¿Y todo lo bello que nace de la frustración casual?

¿Y el disfraz, y el teatro? ¿Y los espacios creados por y para la imaginación?

¿Y el escape para encontrar - se?

Creemos unos propósitos nobles y firmes, masturbémonos con ideas vacías pero bonitas. Será perfecto. Porque justo prohibirá lo que somos, y nos lanzará al vacío y a la angustia. Y para superarla nos hallaremos ante nosotros mismos. Y ahí nos encontraremos.

La gente fotografía las montañas.
Empuja la Torre de Pisa.
Mira la Mona Lisa.
Por deber, más que por otra cosa.
La gente regala las rosas.
Usa las cosas. Caza las osas.
Vende las musas.
La gente pierde el tiempo.

No es malo enfadarse. No hay nada malo en ti. La suerte nos anima a ello, constantemente. Hay que escuchar al azar, que aparentemente no es nada. Las cosas sí que suceden por una razón. La frustración no es nada más que la oportunidad para crear algo mayor, algo que te trasciende. El arte nos trasciende. Cualquiera que se plante frente a una pieza nacida del dolor y sienta otra cosa que no sea ese dolor, está perdido. No, amigo, no te has perdido a ti. No te ha derrotado la noche, ni el trabajo, ni el sistema. Es que no sabes dirigir tus fuerzas hacia donde tienes que dirigirlas.

No le hagas más fotos a las montañas, y sé como ellas. Perseverantes, magníficas, pero fértiles.

Deja la moto de agua para más tarde, quizás nunca.
Y sé como el río. Adáptate, sin cesar de poner atención a cada surco, a cada orilla.
Y no tengas prisa por llegar al mar que, tarde o temprano, todo el mundo alcanzará.

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