Por las noches absurdas, irracionales, vividas con el corazón, noches bajo ese foráneo pero a la vez acogedor contexto que nos permite decir unas burradas más considerables de lo corriente: un arte marcial que nos une, y una pasión generalizada por la música.
Por las noches que se alargan hasta que sale el sol, pero con naturalidad, haga de esa manera, nada forzado, nada fuera de lugar, todo perfecto, todo cerrado.
Por las noches donde enaltecemos las cualidades de los demás, porque, nada más salir a la luz, nos deslumbran con su personalidad. Pero antes, hay que perder la timidez, si se puede, con el ron más barato alguna vez hecho por el hombre.
Por esas noches de las que no quedan recuerdo alguno, porque ninguno quiere tener la pesada cámara en el bolsillo, porque sería demasiado mainstream, o porque nos la suda todo simplemente, porque sabemos que los recuerdos importantes quedan en la memoria, y no en la tarjeta de. Con naturalidad, haga de esa manera.
Por estas noches. Brindemos. Otra vez.
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