domingo, 1 de mayo de 2011

Del miedo a abrirse a los demás.

Tenemos ese miedo a mostrar nuestra faceta más amada, nuestra interioridad, nuestro infierno, para mantener su condición de admirable e intransmisible, incomunicable. Este pánico a mostrarse uno tal como es sucede por miedo a que tus pensamientos y reflexiones más profundas queden en nada al convertirse en meras palabras a oídos de los demás. Es un temor a que alguien nos refute, a que no piense como nosotros, y nos veamos bloqueados por un inmenso dolor espiritual. Las facetas que más amo de mí mismo, mis soliloquios frente al espejo, mis pensamientos mientras contemplo los paisajes más honoríficos de Málaga, mi dialéctica con la luna llena; son algo que considero incomunicable por el simple espanto a que sea rechazado por otro punto de vista.

En los momentos de expresión de mis arcadas intelectuales, soy yo, y solo yo. Pero yo nunca soy yo. Sólo aquí, en forma de seudónimo gatuno.

Por eso no hago publicidad de mi blog. No quiero seguidores, dije al principio. Aunque se ha truncado satisfactorio, mantengo al menos el blog en el mayor anonimato posible, a menos que conozca a una mente abierta y alienada que comprenda cada pequeña subliminalidad de mi infierno interior, en su totalidad.

Prefiero perderme en la inutilidad, en la vaciedad del pensamiento de cómo sería mostrar esta faceta hacia los demás, antes que cometer el suicidio de ser yo mismo. Yo soy yo, cuando soy yo, no cuando tú me ves. Y no soy yo contigo, porque entonces no soy yo. Y por miedo a que veas mi yo interior como una extensión de lo que ya conoces de mí. Quizás algún día conozca a la persona más adecuada. Les ruego disculpen mi pedante egoísmo, pero este es mi blog, mi infierno. No una ONG.


4 comentarios:

  1. Es cierto; las reflexiones más profundas pocas veces son trasmitidas a través de la palabra hablada, igual porque es más complicada que la escrita (al menos para mí) o por el miedo a no ser comprendido, como tú dices- pero es un hecho que es necesario expresarlo.
    Pues bien, respecto a esto, me quito el sombrero; igual ese terror, ese pánico, a que nuestros pensamientos no puedan ser entendidos por otros nos hace caer en el frenesí y/o en la desorientación- que a veces viene a ser lo mismo...- Pero, a veces, si queda superado, y el oyente lo comprende (aunque sea a medias), podemos sentirnos 'encontrados', 'ubicados'; que, a mi parecer, es lo que toda persona busca desesperadamente (en casi todos los momentos).

    Hay cosas que no trasmitimos a través del lenguaje, bien porque es imposible o porque es muy complicado, o también porque es lo que nos "describe" a cada persona, lo que nos caracteriza, lo que es propio.
    Es bueno quedarse 'pequeños tesoros indescifrables' para uno mismo.

    pd. sin seguidores, como tu les llamas, no habría anhelo de ser comprendido, asique, y vuelvo a recalcar que es en mi opinión, en realidad sí que los necesitamos ya que son vitales de algún modo.

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  2. por supuesto, es necesario expresar nuestro interior. Yo lo hago. Pero me guardo algo para mí. Si decimos todo lo que se nos pasa por la cabeza, nos quedamos vacíos. Todo es prescindible hasta cierto punto. No se puede ser todo secretos ni todo extroversión. Lo malo es que cuando no expresas algo, si no los propones públicamente, puedes llegar a conclusiones extremistas, puedes irte por las ramas, y perderte en el absurdo porque nadie te ha llevado la contraria. Gracias, y sí, los seguidores son un afluente para el impulso escritor. Prescindibles hasta cierto punto. Pero hasta que no los pierda, no sabré si se puede vivir sin ellos. Todo queda en habladurías.

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  3. Este blog...ya es una forma de abrirse a los demás, solo cambia la vía, y es que todos tenemos ese miedo, unos menos, otros, como nosotros, extremadamente más. Aun así nos abrimos, y en general, es por la falta de reconocimiento. Es una regla de tres, si no hablamos no nos entienden, si no nos entienden no nos reconocen y...admítelo, nos fastidia eso, somos maravillosos y nadie lo puede apreciar (modestia aparte).
    Respecto a ese temor de que nos refuten o que no piensen lo mismo que nosotros...¿tan importante es? ¿ dónde está ese orgullo de ser diferente, pensar con claridad y distinción (y nunca mejor dicho) y defender (y a mucha honra) nuestro pequeño y bien escondido infierno particular?
    Lo triste es que nosotros tampoco sabemos apreciar (en la mayoría de los casos) el interior de los demás. Lástima.
    Homo homini catus.
    Saludos.

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    1. Sin duda, no se conocen a tantas personas a fondo a lo largo de la vida como para comprender su interior y apreciarlo. Y no me refiero sólo a relaciones de pareja. De hecho si estamos enamorados no es fácil acceder a esa faceta, intentas dar lo mejor de ti para esa persona. No quieres aburrirla con tu infierno, pero claro, llegado un tiempo cogéis confianza y salen cosas.
      El caso es que he hablado con más soltura de mis entrañas con un colega paseando de noche, siendo él una persona abierta de mente y teniendo esa mirada de Terencio, como diciéndote, nada humano me es ajeno. Sí, soy un tío con suerte, pero con la mala suerte de querer vivir sin depender de ella y no dejar de tenerla.

      Homo sum, humani nihil a me alienum puto.

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