Te quiero. Y no se porqué, pero te
quiero. Tengo esa sensación de alivio de cuando has terminado de
llorar, pero no he soltado una lágrima en meses, ¿por qué será?
He vivido, olvidado y bebido más allá de lo contado, de lo
acontecido pero jamás he sido arisco, pocas veces he mentido. He
sangrado, ya cansado, tu amor muchas veces. He visto tantas fotos que
me hacen enloquecer, que poco a poco pierdo el hilo de eso que
llamaba yo mi vida y ahora me encuentro, sólo, ante un silencio
vacío que me estremece. / Lo que daba por sentado era que había
nubarrones, pero pensé que se irían cuando le echara cojones.
Cojones, que no se van, que no se quedan, acechan siempre al miedo
cuando menos te lo esperas. Creo que la gente de verdad está en los
bares, en las calles, las paradas de bus, las raves, y cuando yo
estoy ahí metido fusilando al enemigo, cuando estoy perdido entre
mis charcas y mis hilos, tejiendo una vida que ya no pudo ser en
alguna parte, entonces, sueño contigo. Entonces, pierdo el alcance,
de aquel romance que ganó mi cumbre, y perdió su servidumbre, ganó
en alumbre, perdió en tangible realidad, ganó una medallita que no
sirve pa fundir en plata. / Más tarde todo pareció distinto, unas
veces blanco, otras tinto, de bar en bar barría los restos de mis
copas, y buscando alguna loca perdía la sintonía. No hay borracho
sin olvido ni fumeta sin dolor, no pienso que le gente haya perdido
su color, no creo que el amor se haya olvidado, creo que aquello en
que la gente cree, es por lo que ha luchado. Si lo perdiera, si lo
dejara, si lo forzara a ahogarse, a rebelarse en silencio, en mis
entrañas, jodería pues la madre que me parió un día en el mundo y
al verme dijo sí, este va a ser todo lo que yo no pude. / Así me
convertí en la persona que soy, con un pie en cada mundo voy, no
pierdo la fe en que algún día, entre la pereza y la melancolía
encuentre la felicidad, vaga iluminación desde el fondo de mis vidas
anteriores, seguro que las hubo peores, inquisición, guerra santa,
maldición, fogones, ahora voy, a vivir a la ciudad de las artes,
mírame, antes decías que no sería capaz de superarte. / Así me
convertí en la persona que soy, las comparaciones son odiosas, por
eso con mis propios deseos me bato, si acaso acato, de vez en cuando
la voz de la razón para no perderla, pero al rato, me odio a mi
mismo si no paro de obedecerla. / Así me convertí en la persona que
soy, voy, con un hemisferio en cada convoy, uno es el tren a
Feeladelphia, el otro son cowboys, de la lógica, la muerte
cerebral, el día de hoy.