martes, 5 de noviembre de 2013

Qué fue de los cantautores

Éramos tan libertarios, 
casi revolucionarios, 
ingenuos como valientes, 
barbilampiños sonrientes 
—lo mejor de cada casa— 
oveja negra que pasa 
de seguir la tradición 
balando a contracorriente 
de la isla al continente 
era la nueva canción.
Éramos buena gente, 
paletos e inteligentes, 
barbudos estrafalarios, 
obreros, chicos de barrio, 
progres universitarios, 
soñando en una canción 
y viviendo la utopía 
convencidos de que un día 
vendría la Revolución.
Aprendiendo a compartir 
la vida en una sonrisa, 
el cielo en una caricia, 
el beso en un calentón. 
Fuimos sembrando canciones 
en esta tierra baldía 
y floreció la poesía 
y llenamos los estadios 
y en muchas fiestas de barrio 
sonó nuestra melodía.
Tardes y noches de gloria 
que cambiaron nuestra historia. 
Y este país de catetos, 
fascistas de pelo en pecho, 
curas y monjas serviles, 
grises y guardias civiles, 
funcionarios con bigote 
y chusqueros de galón, 
al servicio de una casta 
que controlaban tu pasta 
tu miedo y tu corazón.
Patriotas de bandera, 
españoles de primera, 
de la España verdadera 
aquella tan noble y fiera 
que a otra media asesinó 
brazo en alto y cara al sol 
leales al Movimiento 
a la altura y al talento 
del pequeño dictador 
que fue Caudillo de España 
por obra y gracia de Dios.
Toreando en plaza ajena 
todo cambió de repente 
los políticos al frente 
de comparsa y trovador. 
Se cambiaron las verdades: 
"tanto vendes tanto vales". 
Y llegó la transición: 
la democracia es la pera. 
Cantautor a tus trincheras 
con coronas de laureles 
y distintivos de honor 
pero no des más la lata 
que tu verso no arrebata 
y tu tiempo ya pasó.
¿Qué fue de los cantautores? 
preguntan con aire extraño 
cada cuatro o cinco años 
despistados periodistas 
que nos perdieron la pista 
y enterraron nuestra voz. 
Y así van para más de treinta 
con la pregunta de marras 
tocándome los bemoles. 
Me tomen nota señores 
que no lo repito más:
algunos son diputados, 
presidentes, concejales, 
médicos y profesores, 
managers y productores 
o ejerciendo asesoría 
en la Sociedad de Autores. 
Otros están y no cantan, 
otros cantan y no están. 
Los hay que se retiraron, 
algunos que ya murieron 
y otros que están por nacer.
Jóvenes que son ahora 
también universitarios, 
obreros, chicos de barrio 
que recorren la ciudad. 
Un CD debajo el brazo, 
la guitarra en bandolera, 
diez euros en la cartera, 
cantando de bar en bar. 
O esos raperos poetas 
que es su panfletos denuncian 
otra realidad social.
¿Y mujeres? ni se sabe. 
Y sobre todo si hablamos 
de las primeras gloriosas 
que tuvieron los ovarios 
y el coraje necesarios 
de subirse a un escenario 
de aquella España casposa.
¿Qué fue de los cantautores? 
aquí me tienen señores 
como en mis tiempos mejores 
dando al cante que es lo mío. 
Y aunque en invierno haga frío 
me queda la primavera, 
un abril para la espera 
y un “Grândola” en el corazón.
¿Qué fue de los cantautores? 
aquí me tienen señores 
aún vivito y coleando 
y en estos versos cantando 
nuestras verdades de ayer 
que salpican el presente 
y la mierda pestilente 
que trepa por nuestros pies.
¿Qué fue de los cantautores? 
De los muchos que empezamos, 
de los pocos que quedamos, 
de los que aún resistimos, 
de los que no claudicamos. 
Aquí seguimos, 
cada uno en su trinchera 
haciendo de la poesía 
nuestro pan de cada día.
Siete vidas tiene el gato 
aunque no cace ratones. 
Hay cantautor para rato. 
Cantautor a tus canciones. 
Zapatero a tus zapatos.
Luis Pastor

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